Como función principal, la tierra abonada le da riqueza a la textura del suelo, descomponiendo las superficies de otras tierras que contengan arcilla y que a su vez permite el drenaje del agua, proporcionando la capacidad de añadir propiedades de retención de agua en los suelos con mucha arena. Las partes de materia orgánica generan bolsas de aire en el suelo que aumentan la circulación del aire que es fundamental para la formación de raíces. De esta manera, se obtienen las mejores condiciones para la supervivencia de insectos provechosos y gusanos, que también ayudan al flujo de aire, logrando que el suelo no quede compacto.
El principal uso para la tierra negra es formar parte del abono que le proporcionamos a las plantas para que estas puedan tener un mejor crecimiento y también se puede utilizar como relleno para el jardín, pero fundamentalmente se utiliza para sembrar césped, árboles o plantas para huertos, incrementando la cantidad de nutrientes y mejorando la textura del suelo y sobre todo ayudando en el crecimiento de las raíces, ya que los microorganismos que la tierra negra contiene mejora la salud de las plantas y hace que se vuelvan más resistente a muchas de las enfermedades, virus y pestes que puedan ser capaces de ocasionarles algún daño.
Cuando hablamos sobre las propiedades que tiene la tierra abonada, podemos mencionar que contiene materia orgánica que se ha descompuesto en partículas muy pequeñas, que mejoran su textura dándole la capacidad de retener suficiente agua y que además proporciona una buena circulación entre las raíces de la planta, que es fundamental para el crecimiento de las mismas.
A medida que la materia vegetal es descompuesta por los microbios en partes utilizables, la tierra se vuelve abundante en nutrientes y es que algunas bacterias son capaces de absorber el nitrógeno de aire y lo depositan en el suelo, quedado disponibles para las plantas que se encuentren en él.
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