Semillas de Planta Lavanda

Clima: La Lavanda es una planta que se desarrolla en ambientes de todos los climas, a altitudes entre los 700 y los 2600 metros de altitud. Sin embargo, esta especie tiene un mejor desempeño en climas templados y cálidos a temperaturas entre los 20 y los 35 grados centígrados.

Luz:  Esta planta requiere durante su proceso de germinación exposición a luz solar indirecta. Una vez que las semillas de la planta lavanda brotan, deben permanecer en un lugar expuestas a la luz solar directa durante mínimo 7 horas al día. Esta especie es ideal para ambientes exteriores bien iluminados como jardines, huertas, terrazas y balcones. 

Riego: Durante la etapa germinativa y las primeras fases de desarrollo, esta planta requiere que el sustrato permanezca húmedo, por lo que debes rociar la tierra a diario haciendo uso de un atomizador, para evitar que se levante el sustrato y se arruine el proceso. Una vez la planta se desarrolle, debes regar cada semana teniendo cuidado de no generar encharcamientos. 

Suelo: Uno de los factores más importantes para tener una germinación exitosa de Lavanda, es el tipo de sustrato. Es ideal usar un  Sustrato Para Germinación, pues este está preparado con los componentes que la Lavanda requiere durante esta primera fase de desarrollo.

GERMINACIÓN DE LAS SEMILLAS DE PLANTA LAVANDA: Para germinar las semillas de Lavanda debes usar una Bandeja de Germinación. Esto permitirá un mejor desarrollo de las raíces de tu planta, además te permitirá controlar más fácilmente el proceso. Debes llenar los compartimientos con un Sustrato para Germinación que cuente con todos los requerimientos fisicoquímicos y nutricionales para el desarrollo primario de las estructuras de la planta. Por esta razón esta etapa es determinante para que posteriormente tus plantas tengan un buen desarrollo y una óptima salud. Para empezar debes sembrar una semilla en cada compartimiento de la bandeja, y cubrirla con una capa de sustrato de 2 centímetros de espesor. Es importante que mientras la semilla germina, la bandeja esté en un lugar en condiciones de semisombra. Además, es importante que durante todo el proceso el sustrato se mantenga húmedo. Una buena opción es regar con agua a diario usando un atomizador. De esta forma no solo evitarás generar encharcamientos en el sustrato, sino que evitarás que este se remueva arruinando el proceso de germinación. Debes tener paciencia pues las plántulas tardan en brotar aproximadamente un mes. Cuando esto suceda, debes ubicar la bandeja en un lugar donde las plántulas estén expuestas a la luz solar directa durante más de 7 horas al día, manteniendo la frecuencia de riego. Una vez que las plantas alcancen 10 centímetros de altura, puedes trasplantarlas en una maceta mediana usando Sustrato para Plantas Aromáticas. Durante esta fase debes regarlas una vez por semana evitando los excesos que causen encharcamientos. Cuando la planta alcance 30 centímetros debes trasplantarla en su lugar definitivo, o si lo prefieres puedes mantenerla en la maceta.  

Abono y control de plagas: Cuando realices el primer trasplante de la Lavanda a una maceta mediana, es recomendable que riegues la planta con una dilución  al 10% de Humus Líquido en agua. Esto garantizará que el sustrato tenga constantemente una alta proporción de materia orgánica disponible.   

La Lavanda puede verse afectada por plagas ocasionadas por insectos como los trips, los pulgones, la cochinilla algodonosa, algunas especies de gusanos, escarabajos y larvas de dípteros. Para prevenir la llegada de estos organismos a tu planta, puedes hacerlo preparando una solución mezclando 2 mililitros de Aceite de Neem, 2 mililitros de Jabón Potásico y un litro de agua. Esta dilución la debes suministrar cada semana directamente en el sustrato, o efectuando un roció sobre  todas las partes de la planta, usando un atomizador. En caso de que tu lavanda ya esté afectada, debes diluir 5 mililitros de Aceite de Neem y 5 mililitros de Jabón Potásico en un litro de agua y aplicarla cada 3 días, como se explicó anteriormente.